Por Juan Julio Baez desde El Medio Oriente
DE PETRA A JERICÓ
Luego de haber hecho un recorrido espectacular de todo lo que es la Petra antigua, tuvimos que comenzar el camino de retorno. Para ello debimos iniciar un largo ascenso a pies por unos terrenos que eran todo el tiempo subiendo una loma empinada a cuestas.
Este trayecto nos tomó a los más aventajados alrededor de unos cuarenta minutos subirlo. No sudamos porque todavía a esa hora alrededor de las diez y quince de la mañana la temperatura seguía estando fría, quizás en unos diez y siete o diez ocho grados Celsius, pero no les niego que llegamos al parqueo de los autobuses extenuados.
Los primeros en subir, fuimos la Hermana Mayra, la Pastora Vasthi Ceballos de Molina, Nayeli, mi hija Julianis, mi yerno Emanuel y yo. Al llegar al bus, nos sentíamos desmayar, pero felices por la inolvidable experiencia que habíamos pasado al ver la ciudad antigua de Petra.
Poco a poco, fueron llegando los demás hermanos, y a eso de las once y diez de la mañana emprendimos la salida rumbo a Jericó, que geográficamente queda dentro de Israel, pero que es manejado por la Autoridad Palestina.
Al tomar rumbo a la carretera, hicimos una parada en una de las Doce Fuentes de Agua, de las cuales miles de años después de que Moises, golpeara con su vara la roca para que diera agua, todavía sigue allí brotando el líquido esencial para la vida de todos nosotros los habitantes del planeta tierra, como lo es el agua.
De vuelta en el bus, alcanzamos a ver a lo lejos en lo alto de la montaña la tumba de Aaron el hermano de Moisés. En cuanto a la de Moises, no se sabe donde esta, pues nunca ha sido encontrada, ni nadie ha hecho referencia de saber donde se encuentra la misma.
En esta ocasión nos explica el guía, que luego que almorcemos, tomaremos una ruta diferente a la que usamos para entrar a Jordania, ya que en esta oportunidad atravesaremos la ciudad de Amman, que es la capital del país. Como capital al fin Amman se diferencia bastante de lo que hemos visto hasta ahora. Nos luce más limpia. Más moderna, en comparación con las otras ciudades. El chofer de nuestro bus se detiene en una estación gasolinera a echar combustible. De vuelta a la carretera y al cabo de unos minutos después llegamos al Restaurant donde nos toca comer hoy.
Es un Restaurant - Bazar, donde venden preciosidades para la casa, bufandas para las mujeres y muchísimas chucherias bien delicadas y elegantes. El negocio está bien controlado, el padre está en la puerta dando la bienvenida a los clientes, el hijo mayor es el camarero, el mesero y el cajero.
El más pequeño esta frente a los baños, en los cuales después de lavarte las manos no hay papel para secartelas, pero afuera de los baños en una mesa, el chiquito te pasa las servilletas con una sonrisa angelical, lo que provoca que todo el mundo le de propinas, con razón siempre se ha dicho que los árabes son tremendos negociantes.
Almorzamos pan pita, humus, cordero en salsa de yogurt, el cual nos explican que es uno de los platos típicos de esta zona, además, pollo horneado, y un sin número de platos más a base de vegetales, que por mas que he querido aprenderme los nombres no he podido, porque por lo regular vienen acompañados de una salsa bien picante y muy subida en condimentos que no me agrada mucho. A diferencia de a nosotros, al Pastor Ezequiel Molina Rosario, le encantó la comida de hoy, así como a muchos de nuestros compañeros de viaje.
Salimos del Restaurant, rumbo a la frontera como a la una y treinta de la tarde. Nos faltaban unas dos horas y media para ello. Empezamos a correr, hasta que llegamos a Amman, la capital jordana, que queda a unos mil metros por encima del nivel del mar.
Al atravesarla, comenzamos a descender rápidamente, por una carretera llena de precipicios, pero en cuyos interiores se levantaban casas y edificios. Me llamo la atención una mezquita súper bella que queda como a la mitad de ese camino. Al terminar de descender de la carretera, dimos un giro y tomamos otra vía, la cual nos llevo a estar cerca de nuestro destino.
Miro el reloj son las cuatro de la tarde. Vemos un puesto de seguridad de las autoridades jordanas, antes de eso Efrain, nuestro guía jordano, nos había solicitado que todos tuviéramos los pasaportes a manos. Pasamos el primer chequeo sin dificultad.
Unos metros adelante viene el segundo chequeo. Efrain sale del vehículo con los pasaportes y nos dice que el trámite tomara unos diez o quince minutos, en realidad se toma cuarenta. Llegamos al tercer chequeo, aquí hay varios autobuses, como los dos nuestros, lleno de turistas de todas las nacionalidades. Cuarto chequeo del lado Jordán, aquí nos detenemos unos minutos más.
Ya estamos en el lado israelí. Debemos bajar las maletas de los autobuses, ya que los de Jordania no trabajan en el lado Israelí, y viceversa. La misma rutina otra vez, una fila para chequear las maletas y el pasaporte. Otra fila para chequearnos el pasaporte.
Aquí la Hna. Maritza Dalmasi, nos dice que ellos hacen chequeos aleatorios al azar, que si nos toca no nos preocupemos. Media hora mas, y cruzamos la fila. El aleatorio le toca a mi esposa, la mandan a sentar. Lo mismo pasa con Josué Ceballos. Todos los demás siguen cruzando, Carolina la esposa de Josué y yo nos quedamos.
Pasan otros treinta minutos. La chica que los mando a sentar les hace un par de preguntas y luego les dice crucen. Una fila más, por donde otro inspector de migración, nos pregunta si estamos casados, que adonde nos hospedaremos, se pierden quince minutos más ahí.
Luego recoger las maletas e ir al parqueo donde nos esperaban todos los compañeros del bus. A pesar del retraso, con la diferencia de una hora más, que tiene Jordania, con respecto a Israel, llegamos al Hotel Intercontinental de Jericó, a eso de las siete y treinta de la noche hora de Israel.
Luego a cenar, a bañarnos y a dormir, pues la agenda de mañana es amplia, la cual incluye una visita al Mar Muerto.
Ya hemos desayunado, sólo estamos esperando ingresar las maletas en los dos buses que nos llevarán al tour de este día. De nuevo Pablo y Diego, nuestros dos guías judíos argentinos están con nosotros. El primero en la guagua uno y el otro en las dos. Le hemos cantado cumpleaños feliz a la Hermana Margarita De la Cruz, mejor conocida entre nosotros como Tomargo. Josué Ceballos encabezo dicho canto.
Salimos del hotel a las ocho y quince. Ya en el autobús, Pablo nos explica cual será la agenda de este día aquí en Jericó. Iremos al desierto a ver el lugar donde Jesus paso los 40 días y las 40 noches, donde Satanás, quiso tentarlo. Nos explica que en el mismo hay un Monasterio de la Iglesia Griega Ortodoxa.
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